El pasado viernes tuve la oportunidad de celebrar el Día del Libro de una manera diferente. Junto a la Alameda de Hércules, en el espacio Metáforas (c/ Mata 20), se fusionó el teatro y la literatura, las emociones y los libros… y de esa suma, nació la MAGIA.

Los que allí nos congregamos pudimos disfrutar de la Compañía Sin Telón, quienes nos deleitaron con una sesión de teatro espontáneo dedicada al Día del Libro.

Para los que no conocen en qué consiste esta disciplina, debéis saber que es una forma de improvisación, donde los actores desarrollan las historias que los espectadores van contando. Es una forma diferente de disfrutar el teatro, más participativa, donde el guión es inexistente, y cada función es única. Una simbiosis perfecta donde actores y público se convierten en un único elemento y donde sólo hay una norma universal e ineludible, lo que se cuenta debe ser real y debe ser algo que le haya ocurrido a uno.

Pero comentaba que, esta vez, el protagonista era el libro. Se nos invitó a llevar nuestro ejemplar favorito, un título que nos haya marcado en nuestra vida. Por allí desfilaron autores como Jorge Bucay, Joumana Haddad, Antoine de Saint-Exupéry, Howard Carter…  Cada persona recitaba su pasaje preferido, explicando qué sensaciones le transmitía ese libro, el porqué de la elección de ese párrafo, esa frase, ese diálogo. Y entonces, surgía la magia.

Frente a un auditorio callado, expectante, sorprendido, estos actores-magos daban vida a esas letras, a esas experiencias transmitidas por tantas hojas escritas. Risas, llanto, misterio, emociones encontradas que, en cuestión de segundos, este grupo de actores desarrollaba ante nuestros asombrados ojos. Su facilidad para transmitir algo tan complicado como las sensaciones, las emociones, era y es asombrosa, y en muchos casos, dependiendo de la historia, impacta, convirtiéndose en ocasiones en verdaderas sesiones de terapia colectiva.

Con un público totalmente entregado, y en un ambiente acogedor, se desarrolló este particular homenaje al libro, ese vehículo que nos transporta a mundos desconocidos, ese contenedor donde encontramos tantas historias, tantas emociones, y donde cada uno, se identifica a su manera con este o aquel personaje, con esta o aquella frase.

Y como comenzó, terminó. Las velas se apagaron con el aplauso de todos los participantes, porque el teatro espontáneo no es nadie sin los actores, sin el público y sin nuestras historias.

Por mi parte, esperaré a la siguiente función, a que las velas se enciendan, a deleitarme con el siguiente truco de magia…

Agradecer desde aquí a Yazmina y Fátima, del Espacio Metáforas, por permitirme publicar sus fotos.

Vista: emoción

Tacto: el de las páginas de un libro gastado…

Olfato: el olor de un libro antiguo

Gusto: retrogusto afrutado de un buen vino

Oído: Miguel Poveda & Buika – Puro teatro