Toulose-Lautrec llena Madrid de su arte en una oportunidad única para ver la colección completa de carteles realizados por el artista, por primera vez en nuestro país.
A lo largo de su vida, el pintor francés produjo más de mil pinturas y acuarelas, 5000 dibujos y 370 litografías además de carteles publicitarios, que alcanzaron con él la categoría de arte, conformando la función publicitaria actual.
En la exposición de la Fundación Canal, se exhiben 33 carteles, acompañados de otros tantos de autores coetáneos, como Mucha, quien recientemente ha sido protagonista de otra de las grandes exposiciones de arte presentes en la capital. La muestra ha sido comisariada por Claire Leblac (Museo d´Ixelles en Bruselas), donde se conserva una de las dos únicas colecciones completas que existen de la cartelería del artista.

El cartel comercial empezó a considerarse una obra de arte con la irrupción de artistas con Toulouse Lautrec en el panorama publicitario, junto a Jules Cheret o el ya mencionado Alphonse Mucha. El hedonismo, el savoir vivre, el disfrute de los placeres marcaron un cambio social que queda reflejada en la obra de dichos artistas.
Toulouse-Lautrec, de origen noble, quiso dedicarse a la pintura. Con el apoyo de amigos y algunos familiares, se traslada a París en 1881. Fue alumno del gran retratista León Bonnat, quien acabó cerrando su taller, tras lo cual, Toulouse-Lautrec se asentaría en Montmartre, cuyo ambiente bohemio marcaría su obra. El ambiente nocturno y las amistades que cultivó con otros artistas, influyeron en la temática y agilidad de pincelada. Los dueños de los locales que frecuentaba, le empezaron a encargar carteles para anunciar sus espectáculos, sumergiéndose aún más en la vida cultural nocturna parisina, alcanzando gran popularidad en vida. La Belle Époque, el mundo nocturno, el espectáculo, el estilo fotográfico, la magistral captación del movimiento, la naturalidad y agilidad a la hora de plasmar detalles, con especial predilección por la figura de la mujer, son algunas de las marcas de autor que definen su obra.

Su primer cartel fue un encargo de Charles Zidler, director del posterior Moulin Rouge, con el objetivo de publicitar su local. El resultado fue un cartel moderno respecto al anterior encargo de cartel inaugural de Jules Chéret, en el que se mostraba a Louise Weber, alias La Goulue, junto a su compañero en escena, Jacques Renaudin, alias Le Désossé. El cartel tendría gran aceptación y popularidad reportándole gran éxito y fama inmediatos. Fue el primero de muchos carteles, que acabarían siendo auténticos iconos de la época y que le alzarían a la categoría de maestro de la carteleria.
La Fundación Canal aborda la obra y contexto en una exposición bellamente montada, dispuesta en cuatro grandes bloques: Los placeres de la noche. El cabaret parisien, Los placeres de los escenarios, Los placeres literarios y artísticos y Los placeres modernos. El consumo. La ambientación decorativa de cada fase de la muestra, se presenta acorde al discurso expositivo, que se combina con videos de películas que muestran la esencia de la época, sumergiendo al espectador en el ambiente en el que se encuadran las obras expuestas.
La alegría de vivir de la noche parisina, con sus cabarets, música, libertad, el aumento del gusto por el arte escénico y espectáculos, más cercano a distintas capas sociales, el incremento de la importancia literaria y artística de la mano de las corrientes modernistas y la extensión de imprenta y prensa, así como de la vida literaria, artística y bohemia, están presentes en los carteles que anuncian publicaciones, obras artísticas, ferias, mostrando el nacimiento de la sociedad de consumo y la publicidad a través de esta cartelería artística.
La muestra cuenta con visitas guiadas y otras actividades que puedes consultar aquí.
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Vista: bailarinas de Cancán
Oído: música y risas
Gusto: absenta
Tacto: terciopelo
Olfato: humo de tabaco