La maravillosa obra del artista checo Alphonse Mucha, padre del Art Nouveau, se instala en Madrid en un marco excepcional: el Palacio de Gaviria. Tras el éxito de la exposición sobre Escher, llega otro artista excepcional a las paredes del palacio demimonónico, hasta el 25 de febrero de 2018.
La retrospectiva viene organizada por los mismos responsables de la mencionada exposición de Escher, Arthemisia, junto a la Fundación Mucha, y está comisariado por Tomoko Sato, curadora de la Fundación Mucha desde 2007.
El visitante podrá deleitarse con más de 200 obras de Mucha, divididas en las distintas fases vitales y artísticas del autor: bohemio, retratista, cosmopolita, místico, patriota y filósofo.
Sus delicados trazos están presentes aquí en forma de obra final y también de bocetos preliminares, así como su trabajo en diversos formatos.
Su maestría se ve reflejada, tanto en carteles para anunciar obras de teatro, con presencia de actrices como Sarah Bernhardt, o en la obra Francia Abraza a Bohemia, que en 2018 cumplirá su centenario y por tanto, el de la fundación de Checoslovaquia.
En la muestra podemos visitar visualmente la biografía y la obra del autor. Su producción se materializó en forma de pintura, escultura, pintura o diseño, hasta su faceta de pensador político y profesor brillante, mostrando un fiel retrato del creador del estilo de lineas sinuosas, figuras femeninas delicadas y poderosas a la vez, poseedor de una maestría compositiva excepcional y paleta de colores tenues, cuyo estilo se popularizaría con el nombre de Art Nouveau o Stile Liberty.
«Prefiero crear imágenes para la gente que producir arte como un fin en sí mismo».
El éxito que le proporcionó, durante su estancia bohemia en París, carteles como el de Gismoda y los de Bernhardt, presentes en la exposición, hizo que su fama fuera creciendo y que recibiera diversos encargos publicitarios, llegando a firmar un contrato de exclusividad con F. Champenois, con quien siguió con la labor de cartelería, así como decoración de paneles decorativos que ayudó a popularizar el arte, naciendo el «estilo Mucha», y conviertiéndose en un referente y maestro del arte del cartel.
Dentro de su proyección internacional, participó en la Exposición Universal de París de 1900 y viajó a EEUU buscando financiación para su proyecto «Epopeya eslava».
Mucha pensaba que el arte era «la expresión de los sentimientos más íntimos… una necesidad espiritual». La etapa de amistad con August Strindberg y su unión a la masonería, marcó su etapa mística con el concepto de «fuerzas misteriosas» que guían al ser humano, y «poderes invisibles», presente en una figura misteriosa detrás del tema central de las obras.
En 1910, Mucha vuelve a casa para poner su arte al servicio de su país y del pueblo eslavo y centrarse en la creación de su Epopeya eslava. Sostenía que su objetivo siempre fue construir y unir: «Tenemos que confiar en que la humanidad se acerque entre sí, pues todo será más fácil cuanto más capaces seamos de entendernos». El arte era para él un elemento de difusión filosófica, buscando la paz y hermandad universal. Sin embargo, poco duraría la paz y la independencia de su patria. En 1939, las tropas alemanas marcharon sobre Praga, siendo él uno de los detenidos por la Gestapo, muriendo, con el corazón roto, poco antes de su 69 cumpleaños.
«El artista debe ser fiel a sí mismo y a sus raíces nacionales».
La exposición se cierra con los estudios para su último trabajo, de hermoso concepto: el tríptico La Edad de la Razón, La Edad de la Sabiduría y La edad del Amor, un monumento a la humanidad, iniciado en 1936, con la guerra asomando, donde la armonía de los tres conceptos propiciaría el progreso del ser humano. Un precioso y delicado mensaje de paz universal, que quedaría inconcluso…
Vista: La Dame aux Camelias, en el Thêatre de la Renaissance
Oído: el sonido de los frasquitos de Lance Parfume Rodo
Gusto: el de las bières de la Meuse
Tacto: el de las galletas LeFèvre-Utile
Olfato: el del chocolate Amatller
*Imágenes de Mucha Madrid,© Mucha Trust 2017 y Sensibvs.