Al llegar el tiempo estival, la cartelera comienza a llenar sus huecos con algunos de los títulos de la temporada. El verano trae pocas sorpresas en cuestión de estrenos que vayan más allá de superhéroes o de franquicias. Este artículo se centra fundamentalmente en aquellas películas de los últimos meses que por alguna razón u otra no han podido verse y puede que lo mejor es que siga siendo así, o no:
No sé decir adiós de Lino Escalera:
Previsible y reiterativa. Tan solo aporta algunos instantes de humor. Dirección irregular de un guion que no avanza. Película que se ahoga en una duración innecesaria.
Your name de Makoto Shinkai
Extraordinaria película. Con ecos a Barrio Lejano del gran Taniguchi, Shinkai realiza una historia sobresaliente que deja patente el magnífico estado del género. Viajes en el tiempo, amor, curiosidad, desolación y mucho humor. Muy recomendable.
Stefan Zweig: Adiós a Europa de Maria Schrader.
Toda la idea se queda en una intentona de algo que podría haber resultado maravilloso. La historia se pierde al difuminar aspectos del escritor en su creación y en la relación con su última mujer. Tanto el primer capítulo como el último muestran perfección narrativa y de puesta en escena. El resto sirven para disfrutar de las interpretaciones, pero el guion se olvida de ese interior tan gozoso que acompaña a los personajes.
Lady Macbeth de William Oldroyd.
Matrícula de honor. Gozosa adaptación de la novela de Leskov. Mención especial merece Florence Pugh que, en su primer papel protagonista, deja constancia del potencial que posee. Filme sobresaliente, original, agresivo e íntegro. La mejor película si atendemos a lo que se lleva de año.
Correspondencias de Rita Azevedo Gomes.
Su directora vuelve a demostrar que es una voz sumamente particular en el desarrollo de lo que es el cine de “autor” en la actualidad. Película sobresaliente en la que confluyen literatura, historia, exilio, inquietud y amistad. Colosal banda sonora.
Pastoral Americana de Ewan McGregor.
Una nueva adaptación fallida de una novela de Philip Roth. El debut en la dirección de McGregor no cuaja y se pierde en un guion varado que no refleja el poderío del texto original. Solo cabe destacar la fotografía. El resto es silencio.
Déjame salir de Jordan Peele.
Ecos de muchos títulos, pero versión afro. Lo único novedoso de la película es la habilidad que posee al mezclar títulos como Adivina quién viene esta noche, La invitación y fundamentalmente La llave del mal. Divertimento veraniego. En ocasiones no es necesario nada más, eso sí, que haya palomitas.
Bajo el sol de Dalibor Matanic.
Las tres historias ambientadas en Croacia en tres épocas diferentes son profundamente desiguales. La segunda es la única con un mínimo interés. Las demás no tienen la suficiente consistencia y se pierden en obviedades.
Las confesiones de Roberto Andò
Película presuntuosa que parte de un guion tan ridículo como aburrido. Bien filmada y con buenas interpretaciones, pero no es reclamo suficiente por mucho que el gran Toni Servillo sobresalga.
El caso Sloane de John Madden.
Otra trama ridícula para disfrutar de grandes trabajos actorales. No ofrece más que calidad técnica. Puede que sea una motivación valida, aunque no exista historia alguna.
Logan de James Mangold.
Ese dulce hedor a muerte que acompaña a la historia es determinante para cerrar el ciclo vital del personaje. Su tono apocalíptico está muy unido a la narrativa de Cormac McCarthy. Buena película y diferente a las anteriores de la saga.
Kong: la isla de la calavera de Jordan Vogt-Roberts.
Unos efectos espaciales extraordinarios es lo único que ofrece este Kong, ahora amigo de todos y que combaten por un mismo fin.
Cine, verano, reposiciones. Siempre es bueno rebuscar en lo que no vimos. Adelante.
Gusto: pepino
Imagen: Tu mejilla
Olor: a ti
Sonido: tus buenos días
Tacto: el de tu yema.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ