El pasado 30 de enero tuve la oportunidad de acudir a La Fábrica (C/Alameda, 9 – Madrid) a la presentación del último libro de Joan Fontcuberta, uno de los grandes maestros contemporáneos de la fotografía. Ganador del Premio Hasselblad, considerado como el Nobel de la disciplina, se ha consolidado también como un agudo pensador sobre el poder de la imagen a través de sus celebrados ensayos.
El último de ellos, “La furia de las imágenes. Notas sobre la postfotografía”, trata de reflejar una situación que define lo que ha ocurrido después de que la sociabilidad digital haya superado a la fotografía tradicional, generando una “muerte simbólica” de la fotografía tal y como se concebía hace siglos.
El aforo, absolutamente completo, atendía a las reflexiones de Fontcuberta sobre la época que estamos viviendo, una era que el fotógrafo ha bautizado como “era postfotográfica”, un tiempo “caracterizado por la producción masiva de imágenes y su circulación y disponibilidad en internet”. Hoy, la imagen no es un lugar ajeno, sino el espacio social de lo humano. Ahí es donde nace, crece y se desarrolla. Ya la autoría no significa apenas nada, y si esta noción apenas importa, la de originalidad tampoco. La imagen se comparte, no se posee. Circula y no es de nadie. Es lúdica, sobre todo. Una época donde los selfies y las cámaras de vigilancia forman parte de nuestro día a día, dos temas que Fontcuberta refleja en éste, su último ensayo hasta el momento.