La Fundación Juan March nos trae Oriente a Madrid en su nueva exposición: El principio Asia. China, Japón e India y el arte contemporáneo en España (1957-2017), donde podremos ver la influencia de estas tres culturas en el arte de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país.
La exposición surge de un proyecto de investigación curatorial llevado a cabo en 2013 por la Fundación Juan March en el que se ha contado con la participación de académicos y expertos en las áreas estudiadas y que ha incluido, entre otras iniciativas, un Proyecto de Historia Oral, titulado “Asia y el arte contemporáneo en España”, que ha dado lugar a una serie documental compuesta por catorce vídeos basados en entrevistas personales a otros tantos artistas realizadas a lo largo de 2017. El resultado de ese trabajo se presenta en un ciclo programado en paralelo a la exposición en el que se puede ver un documental que reúne los vídeos dedicados a Alfonso Albacete, Frederic Amat, José Manuel Ballester, Miquel Barceló, José Manuel Broto, Marta Cárdenas, Francisco Farreras, Luis Feito, Joan Gardy Artigas, Juan Navarro Baldeweg, José María Sicilia, Juan Uslé y José María Yturralde.
La Fundación es desde 1980 titular del Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca, de modo que por su estrecha relación con Zóbel y por la significativa colección de abstracción e informalismo expuesta en su Museo, es especialmente sensible a la cuestión de la influencia oriental en el arte contemporáneo español, pues una de las figuras clave de esta interrelación es, sin duda, Fernando Zóbel. Entre 1956 y 1961, este artista impartió clases de arte chino y japonés en la Universidad Ateneo de Manila. Los apuntes que preparó, a modo de índice para estructurar sus clases, reflejan el enorme interés que el pintor español de origen filipino sintió por el arte de Asia oriental. El inicio de esa actividad docente en Manila es nada más que un año posterior a un hecho fundamental en su vida: el descubrimiento en 1955 en Madrid, a través de la librería Fernando Fe, de la pintura española del momento y la relación de amistad que entabló con Gerardo Rueda y Luis Feito, entre otros pintores. Dicha relación y la activación, aunque todavía muy incipiente, del panorama artístico llevaron a Zóbel a tomar la decisión de asentarse en España en 1960. Para entonces, el artista contaba ya con un notable conocimiento de las diferentes culturas orientales: no solo había impartido clases en Manila, sino que se había implicado en excavaciones arqueológicas en Calatagán, se había interesado por la caligrafía japonesa y, después de un viaje a Japón en 1956, había reformado su residencia en Manila convirtiéndola en una casa de estilo japonés.


La presencia de Zóbel en nuestro país, su relación con los artistas españoles y su biblioteca, que contaba con una extensa sección de libros chinos y japoneses, convirtieron al pintor en un puente entre el arte asiático y la abstracción española de los años cincuenta. Ese es, precisamente, el otro punto de arranque de esta exposición, cuya finalidad es ofrecer los resultados de un primer rastreo de la influencia de las culturas de China, Japón e India en el arte de la segunda mitad del siglo XX en España.


La exposición se divide en ocho secciones temáticas en las que se han organizado más de trescientas imágenes de obras contemporáneas, libros, documentos y piezas asiáticas.
La muestra reúne también una pequeña representación de las bibliotecas personales de cuatro de los principales artistas de la generación de los años cincuenta: Eduardo Chillida, Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies y Fernando Zóbel. Estos libros se exhiben junto a objetos de diversa índole procedentes de India y Japón, con los que algunos de los artistas convivieron en sus casas y talleres durante décadas.


Un interesante paseo por las influencias asiáticas en el arte español de la segunda mitad del siglo XX en España.